lunes, 27 de agosto de 2007

El filósofo saltamontes
Alfaguara
Caracas, 2005
Ilustraciones de Lilian Maa‘ Dhoor
ISBN: 980-275-767-5


El filósofo pensaba tanto, tanto, tanto, que no po día estar quieto. Las ideas le rebotaban en el cuerpo de un lado a otro. Sus pensamientos alcanzaban velocidades tan impresionantes que se hacían invisibles, como las alas de un colibrí, las aspas de un helicóptero…


“Un filósofo necesitaba estar en movimiento para producir ideas a granel. Pero, después de que anotaba todas las ideas que se le ocurrían, requería de nuevos desplazamientos para volver a obtener ideas frescas.
De este modo, se mudó de donde vivía para que el recorrido a su trabajo fuese más largo y tener más tiempo de pensar. Y como las ideas mejoraban según fuera mayor el tiempo que demoraba en ir de la casa al trabajo, realizó sucesivas mudanzas que lo fueron alejando del contorno conocido. Un breve libro que muestra cómo, al ponerse en contacto con el mundo en el que se mueve, el filósofo consigue con su experiencia producir las ideas necesarias para el desempeño de su profesión. Un libro recomendado a niños mayores de diez años”.

Prosoema
Revista venezolana de literatura infantil y juvenil
Benjamín caballito de mar
Editorial Panamericana
Bogotá, 2004
Dos ediciones
Ilustraciones de Antonio Javier Caparó
ISBN 9583012874





—¿Pero por qué caballito de mar…? —insistió Benjamín.
Su mamá lo miró a los ojos y como si leyera las páginas de un manuscrito mágico, contestó:
—Por muchas razones y por ninguna. Me gusta llamarte así. Y me gusta pensar que tienes del mar la inquietud de las corrientes profundas que viajan lejos y de los caballos llevas en el alma las distancias y la libertad, mi querido Benjamín, mi Benjamín caballito de mar…


Benjamín quiere saber por qué su mamá le inventa tantos nombres, pero especialmente por qué lo llama “ Mi caballito de mar”. Benjamín ve en las nubes señores gruñones y perros con alas mientras nada en una piscina que es como el mar. Benjamín enfrenta con gran valentía a la fuerte lluvia de agosto que no lo deja salir... La continuidad de la historia y del personaje tratados con un lenguaje sencillo y cotidiano ayudará a los pequeños lectores a jugar con la imaginación a lado de Benjamín, un niño inquieto, divertido y feliz.

Editorial Panamericana
La casa sin sombrero
Alfaguara
Caracas, 2001
Ilustraciones de Montserrat Morillo
ISBN: 980-275-439-0




Es maravilloso
sentarse a leer poemas
en el salón sin sombrero

comer
en la cocina sin sombrero

dormir
en la habitación sin sombrero

hablar de las cosas de la vida
bajo un ancho resplandor sin sombrero


“Un niño es la voz en este libro de Jacqueline Goldberg. Un niño, quien, cómplice de la ensoñación del padre, nos cuenta acerca de sus sueños.
Su padre es un "hacedor de casas", un soñador.
El niño hila, encadenando en una madeja esos sueños del padre, los que tienen como centro la posibilidad de una casa.
Lo interesante, y he allí el origen de la materia poética, es que este libro (La casa sin sombrero / Alfaguara, Caracas, 2001), dentro del contexto de la obra de Jacqueline Goldberg publicada para niños, se convierte en el resultado de un proceso de síntesis, porque sus libros anteriores en esta línea: Una señora con sombrero (1992) y La novia voladora (1994), establecen ambos la definición de un espacio subjetivo en conexión con el alma del niño, espacio de la soledad interior y del descubrimiento primario, que enseña cómo la imaginación puede convertirse en un territorio de propiedad individual dotándonos del lugar de la intimidad donde somos solos con nosotros mismos.
Para los niños descubrir ese espacio, convertido en esa posibilidad, constituye la definición de sí mismos como personas, como individualidades con derecho a la autonomía.
La autora consigue pues, otorgar a través de las palabras este encuentro.
La casa sin sombrero es como la metáfora la dibuja: una casa, un lugar de los afectos y la vida, que ha nacido en y de las palabras, y que el niño, hijo, la percibe originada a partir de las propuestas del papá.
Pero esa casa que partió de los sueños tiene una existencia propia, la del poema que es: el libro. La de este imaginario comunicado y colectivizado.
(…) La definición de ese lugar en las obras de la escritora Jacqueline Goldberg concentra un motivo que se nos hace muy importante, ya desde el punto de vista de quien acerca el libro al lector ideal, porque, independientemente de que pensemos que el libro no tiene edad, sino que hay lectores para cada libro, su esencia desde el motivo mismo que genera el "lugar" en su obra, puede considerarse para ser destinada a jóvenes y niños, dado que cumple en términos literales con lo que podríamos señalar como la aproximación a los motivos emocionales e intelectuales de ese joven lector hoy, caracterizado desde la perspectiva de un nuevo lector infantil o juvenil, "el nuevo lector implícito".
El proceso de lectura del texto reproduce el acto de creación de un universo interior al mismo tiempo. El niño y su papá son lo que el lector al texto del escritor (de la escritora en este caso).
Así, quien nos narra manifiesta simultáneamente lo que percibe del sueño del padre y suma a ello lo que el mismo sueña. La belleza del texto reside en esa comunidad de voces fusionadas.
Celebramos este libro de una poesía que no hace concesiones y que valoriza con creces nuestra literatura publicada para niños”.

Laura Antillano
En conexión con el alma del niño.
Verbigracia.
El Universal.
3 de agosto de 2002.

Don Beceverio, el guardián del dinero
Banco Central de Venezuela
Caracas, 2000

Ilustraciones: María Isabel Mas (cuaderno y guía)
y Javier Mas (guía)

ISBN: 980.6395-70-0




El cielo de Rocolandia era transparente en verano.
Un solazo abrasaba los campos a toda hora
y entibiaba la brisa,
que corría a duras penas
entre los pasillos de las casas.



La construcción de una represa en el reino de Rocolandia es la oportunidad para que los habitantes del reino, y los lectores, aprendan sobre los roles de la ciudadanía, los banqueros y el Banco Central en el desarrollo de una economía sana y en el control de la inflación.

La guía de lectura ofrece algunas actividades de apoyo para que a través del juego y la participación se refuercen y amplíen los conocimientos adquiridos con este cuaderno y los anteriores de la colección.

Banco Central de Venezuela

Mi bella novia voladora
Fundación Cultural Barinas
Barinas, 1996
Ilustraciones de Sergio Sarcos
Premio Miguel Vicente Pata Caliente
ISBN: 980-6359-15-1




Mi bella novia

es un trompo
un papagayo

una muñeca


sus pies

son breves torres

en las transparentes selvas

del cielo


“El libro (Mi bella novia voladora) representa una innovación en la creación e instauración de una poética en la literatura infantil venezolana. Su estilo, audaz frente a la sintaxis tradicional y conservadora que hace a las rimas perderse del ritmo propio de la expresión poética…”

Veredicto del jurado
del Concurso
Miguel Vicente Pata Caliente.
Ateneo de Barinas.
Consejo Nacional de la Cultura.
Barinas, 1994

Una señora con sombrero
Monte Avila Editores.
Caracas, 1993
(Diez ediciones)
Premio Los diez mejores del Banco del Libro
Ilustraciones de Kristina Keller
ISBN: 980-01-0478-X


Ni un animal ni una sombra traga-niños
La muerte es una palabra con sombrero

que de vez en cuando viene y nos obliga a despedirnos


“En Una señora con sombrero, de Jacqueline Goldberg, la muerte es un motivo poético. Una aproximación distinta que revaloriza un momento de la vida que se prolonga más allá de una concepción finita del hombre. Es también una metáfora del eterno retorno que establece conexiones literarias más amplias, a través de un libro para niños, en donde la densidad de contenido y la complejidad de la forma logran una gran simplificación”.

Fanuel Hanán Díaz
Una metáfora del eterno retorno

Revista Latinoamericana de literatura infantil y juvenil.

International Book on Board for Young People (IBBY) Bogotá, 1995.




“(…)El poema libro -en doce textos - Una señora con sombrero constituye un reto asombradamente superado, en cuanto que lo se ofrece como poesía infantil (para niños de 8 años en adelante, según la contraportada) es una delicadísima presentación de la muerte como hecho natural y asimilable. Junto con el cuento Ratón y vampiro se conocen en Yolanda Pantin, resulta un aporte extraordinariamente renovador a este tipo de literatura, además de ser el de Goldberg un bello poema, de valor autónomo”.

Julio Miranda
Poesía en el Espejo. Estudio y antología
de la nueva lírica femenina venezolana
(1970-1994). Fundarte. Caracas, 1995

La escritura para niños de Jacqueline Goldberg

El libro: el universo, la casa, el cuerpo
Laura Antillano


Uno de los libros más hermosos que ha caído en mis manos últimamente es La historia de la lectura de Alberto Manguel. Con este libro revivo mi yo lector desde la circunstancia misma de su sensualidad primaria. Manguel nos recuerda la multiplicidad de sentidos que tiene el acto de leer en el privilegio mismo de su razón temprana y esencial.
Leer a Manguel cuando releo a Jacqueline Goldberg en su obra publicada para niños, me, sitúa, en la condición misma de lo que el texto significa, para la complicidad entre lector y escritor.
“(...)el lector refleja al escritor (él y yo somos uno), el mundo se hace eco de un libro (el libro de Dios, el libro de la Naturaleza), el libro está hecho de carne y sangre (la carne y la sangre del escritor, las cuales mediante una transubstanciación literaria, se hacen mías) el mundo es un libro que hay que descifrar (el poema del escritor se convierte en mi propia lectura del mundo)”(Manguel, 1999, p.225)
Un libro en el que nos adentramos, un texto que se apropia de nuestra mirada lectora, de nuestra alma y nuestro pensamiento, pasa a ser nuestro cuerpo. El texto, metáfora del universo, en el momento mismo en que lo leemos, es la casa y es el cuerpo, el nuestro, el que nos ocupa, el que ocupamos, como la matriuska rusa: el cuerpo, el cuerpo dentro de la casa, la casa dentro del universo y a la inversa..
Para Manguel:
“(...)el acto de la lectura sirve como metáfora que nos ayuda a entender la incierta relación que tenemos con nuestro cuerpo, el encuentro y el contacto y el descifrar de signos en otra persona. Leemos expresiones en un rostro, seguimos los gestos del amado como si fuese un libro abierto.”Tu rostro, mi señor” le dice Lady Macbeth a su marido, “es como un libro en el que los hombres pueden leer cosas extrañas”, y Henry King, poeta del siglo XVII escribió, de su joven esposa muerta:
“ Amada a quien perdí¡ desde tu prematura desaparición mi tarea ha sido meditar
Sobre ti, únicamente sobre ti: tú eres el libro,
La biblioteca en la que busco
Aunque me haya quedado casi ciego” (Manguel,99,p.227)

En los tres libros de Jacqueline Goldberg a los que queremos hacer referencia: “La casa sin sombrero”(2001), “Una señora con sombrero”(1993) y “Mi bella novia voladora”(1994), a través de diversos procedimientos literarios se construye el espacio de identificación que convierte a la palabra escrita en metáfora de lo existente, del universo y su circunstancia. Leemos el mundo en el libro, leemos nuestra soledad cósmica en el recinto de la soledad que el libro nos refleja.
El juego mismo de la construcción del rótulo que define los títulos establece un intercambio de significados desde cuya precisión podemos entrar al desciframiento de su circunstancia global.
La señora con sombrero, en la historia, es la muerte (“La muerte es una señora pequeña que columpia su sombra bajo las matas del patio”) la voz infantil en boca de quien está la narración convive con esa presencia de la muerte como si se hubiera ido acostumbrando a ella, a su presencia tranquila, la muerte que ha venido a buscar al abuelo: “La muerte es una palabra con sombrero/que de vez en cuando viene/y nos obliga a despedirnos”/(...)”cuando pienso que la muerte/ es una señora con sombrero/mi respiración se hace suave/y mis sueños/comienzan a viajar/”.
La casa sin sombrero, es el espacio abierto de la vida, del encuentro con los otros, nacida de la invención del padre que acompaña al niño (“Mi papá es un inventor de casas a las que entra sin prisa el solazo del verano”) a ese padre que inventa se le acompaña en un plural, y el ellos sigue el ensueño, son sus cómplices: “Nuestro papá tardó años imaginando nuestra casa abierta al cielo”.
Y finalmente, la “novia voladora” viaja, se ha ido, está en otro territorio lejano, y desde la lejanía se acrecienta el anhelo de tenerla, quien habla, construye el “tejido”, es el que está “en tierra”, sueña y vuela a través de la visión de aquella.”En seis semanas/estará otra vez aquí/y me hablará/ y hablará/ de museos/colinas(...)hablará/de su cabello trepando/el aire del río/”(p.13).
El juego de la construcción imaginaria hace, a través del acto de creación del texto, un gesto de reconstrucción del universo. Somos en el libro, en el poema, cuando leemos. El acto lúdico de escritor y lector se convierte en el único acto posible. Hay un proceso lúdico íntegro que acuna nuestra circunstancia. Al modo de Jean Duvignaud entendemos que: “El juego es una especie de alarde de fuerza: en medio del claroscuro de la vida cotidiana, lanza un reto al sosegado estancamiento del mundo...”(Duvignaud,1982,p.152).
La voz que hila la historia, que nos conduce a través del libro a establecer la convención necesaria para su lectura, y nos convence de la certeza de su sustancia cercana, revela un orden imaginario que pone en cuestión los mandatos del llamado orden establecido. Del mismo modo en que el niño cuando juega ríe de la ruptura, celebra el detalle que señala la anticonvención. Celebra el estar en otra parte. Vive un nuevo lugar, uno extraordinario inalcanzable para el entorno convencional. Entrar en el libro reviste ese placer.
Los espacios de la ausencia (la muerte que convierte la presencia del abuelo es algo imaginario y lejano, la casa que no está, que es, pero no es, con muebles transparentes, nacida del sueño de papá, y la novia que está lejos pero a través de cuya distancia se crea un espacio de ensoñación) son los espacios por excelencia que esta escritora, Jacqueline Goldberg toma para la construcción del lugar, ese lugar idealizado, mágico, que define la circunstancia misma de la ensoñación y el traslado.

El /lugar/ en los libros de Jacqueline Goldberg
Espacio creado a partir de la lectura y la escritura, la gratificación de ese placer de lo imaginario nos convierte en cómplices y actuantes del proceso de creación del sentido en y a través del texto.
“El mundo, que es un libro lo devora un lector que es una letra en el texto del mundo; de esa manera se crea una metáfora circular para lo inagotable de la lectura. Somos lo que leemos.(...) leemos intelectualmente a un nivel superficial, captando ciertos significados y conscientes de ciertos hechos, pero, al mismo tiempo, invisible, inconscientemente texto y lector se entrelazan, creando nuevos niveles de significado, de manera que cada vez que ingerimos un texto, simultáneamente nace algo a escondidas que todavía no hemos captado”(Manguel, 1999, p.231)
Se escribe desde un lugar, se crea un lugar a través de la escritura. El lector pasa a ese lugar, asume la voz del texto, tiene un poder, está allí, en el texto. Se abandona, se entrega. Su encuentro con y dentro del texto lo conectan con un mundo particular, con un espacio indefinible.
Mangel, habla de su contacto con el libro, su relación con la lectura: “Lo que sucedía estaba sucediendo en el libro, y era yo quien contaba la historia. La vida seguía su curso porque yo pasaba las páginas”(Manguel,1999, p.203)
Esta noción de la presencia del lector lleva implícita la noción de un “lugar” ganado, conocido en el milagro mismo de la lectura del y por el texto.
Esa intimidad que nace nueva a través del acto de comunión entre libro y lector, define un espacio subjetivo, el lugar.
El escritor Enrique Pérez Díaz, autor de numerosos libros para niños, define el lugar desde la perspectiva de quien escribe y quien lee:
“ (...)al franquearse la página en blanco, ese mítico umbral, antes inexistente para cualquier lector, y penetrar el narrador dentro de él, lo que sus ojos ven, intuyen, sufren, admiran, describen, cuentan debe hallarse en un lugar determinado, lugar que produzca en nosotros –los domesticados y serviles lectores de siempre- aquella emoción tan necesaria y buscada para descifrar los códigos anímicos y estilísticos (esto es, la lectura) que nos permitan acceder ilesos a la atmósfera real de este lugar”( Pérez Díaz, 2001, p.2)
Esta búsqueda en la escritora Jacqueline Goldberg , en relación con la ausencia, con la soledad cósmica, con el llenar o rehacer un espacio de lo que no está (estuvo con el abuelo, estuvo con la novia, está en el sueño del papá con la casa imaginaria) cumple en la lectura y su relación con el interlocutor-lector infantil y adolescente, con esa profunda sensación de soledad intrínseca a esas edades, acerca de lo cual Gaston Bachelard ha escrito tantas páginas.”La soledad del niño es más secreta que la soledad del hombre. A menudo descubrimos muy tarde en la vida, en toda su profundidad, nuestras soledades infantiles, la soledad de nuestra adolescencia(...)el niño soñador, es un niño solo,muy solo. Vive en el mundo de su ensoñación. Su soledad es menos social, menos dirigida contra la sociedad, que la soledad del hombre”(Bachelard,1982, p.163/164).
La definición de ese lugar en las obras de la escritora Jacqueline Goldberg define un motivo que se nos hace muy importante, ya desde el punto de vista de quien acerca el libro al lector ideal, porque , independientemente de que pensemos que el libro no tiene edad, sino que hay lectores para cada libro, su esencia desde el motivo mismo que genera el “lugar” en su obra, puede considerarse para ser destinada a jóvenes y niños, dado que cumple en términos literales con lo que podríamos señalar como la aproximación a los motivos emocionales e intelectuales de ese joven lector hoy, caracterizado desde la perspectiva de un nuevo lector infantil o juvenil, “el nuevo lector implícito”.
Teresa Colomer (1998) establece una serie de características para describir a este nuevo lector implícito, el que ha experimentado un supuesto impulso innovador desde la década de los 60 del siglo XX, sus señalamientos se resumen en lo siguiente:
Un lector propio de las sociedades actuales.
Un lector integrado a una sociedad alfabetizada.
Un lector familiarizado con los sistemas audiovisuales.
Un lector que se incorpora a las corrientes literarias actuales.
Un lector que aumenta en edad, al ampliar progresivamente sus posibilidades de comprensión del mundo y del texto escrito.
Esta perspectiva produce el nacimiento de textos que: plantean rupturas con los modelos canónigos, aumentan su complejidad narrativa y por lo tanto: su complejidad interpretativa. No pensamos que un escritor se sienta a escribir como quien prepara una receta a un consumidor de lectura X, y si creemos, y con más fundamento en el caso de Jacqueline Goldberg, que su escritura puede realizar la comunión con lectores de edad infantil y juvenil desde la mirada de sus propias necesidades emocionales.
Los textos de Goldberg mantienen un tono poético en el hermetismo mismo de sus metáforas, requiriendo una mirada lúcida en su lectura, que pensamos se produce, desde la mirada de estos lectores definidos, por el encuentro en ellos de la ensoñación alrededor de la soledad cósmica, como la define Gaston Bachelard, tan propia de estas edades.
Dos motivos esenciales circulan entre sus obras: la definición de ese sitio, ese espacio interior nuevo, en comunión con el lector, por un lado; por el otro: el encuentro con situaciones límites de un modo no traumático, donde la circunstancia del acto poético es implícita al entorno narrativo y conduce al lector a una comprensión de un estado, de una circunstancia de difícil asimilación. Pensemos en la muerte o en la ausencia del amado.
El profundo sentido de lo poético, sin concesiones, que prevalece en estos libros de Jacqueline Goldberg es un alimento de creciente valorización en su ser espejo con el descubrimiento de esa soledad, que al ser definida como lugar idealizado, conforma al niño y al adolescente, se con-sustancia con su ser.
“Las vacaciones son largas/en este patio/(...)miro iguanas/trepando raices/(...)hormigas azules/mordiendo los mangos/(...)pasa la tarde/pasan muchas tardes(...)juego/y no me acuerdo(...)pero cuando huele a limón(...)pienso en ella(...)mi bella novia/mi novia mía(...)volando/ sobre los mapas(...)volando/sobre las olas”(Goldberg,94,p.19).
La vida del lector está en la vida del libro, el libro convertido en cuerpo,casa y universo del lector, en este caso del lector niño o adolescente, reafirmando la riqueza de su soledad interior en la escritura de la poesía narrativa de Jacqueline Goldberg.

Bibliografía
Bachelard, Gaston (1982) La poética de la ensoñación. Fondo de Cultura Económica, México.
Colomer, Teresa (1998) La formación del lector literario, narrativa infantil y juvenil actual.Fundación Hernán Sánchez Ruipérez, Madrid.
Duvignaud, Jean (1982)El juego del juego. Fondo de Cultura Económica, México.
Goldberg, Jacqueline (1992)Una señora con sombrero. Editorial MonteAvila, Caracas.
————————(1994)Mi novia voladora, Fuhndación Cultural Barinas.
———————— (2001)La casa sin sombrero. Editorial Alfaguara Infantil, Caracas.
Manguel,Alberto.(1999)Una historia de la lectura. Editorial Norma, Santa Fé de Bogotá.
Pérez Díaz, Enrique (2001) El sentimiento de lugar en los libros para niños. Ponencia presentada en el Congreso Lectura 2001 para leer el XXI, La Habana.